Guía definitiva del Rolex Space-Dweller

Rolex-Space-Dweller

En el mundo de la colección de relojes de lujo vintage, y especialmente cuando se trata de los relojes Rolex antiguos, se usa excesivamente el término «raro». No obstante, existen algunas piezas que realmente merecen esta descripción, ya que no solo son poco comunes, sino que también son desconocidas para la mayoría. Un ejemplo perfecto de esto es el Rolex Space-Dweller. El Space-Dweller es tan raro que son muy pocas las personas que han tenido la oportunidad de ver uno en persona, y su historia no está registrada en ningún lugar por parte de la marca, a diferencia de muchos otros relojes Rolex.

En los años 60, Rolex presentó discretamente el reloj Space-Dweller. Sin embargo, este no era un modelo de producción, sino más bien una prueba del Explorer 1016, destinada exclusivamente al mercado japonés. Aunque en su momento el Space-Dweller no fue lo suficientemente popular como para ser producido en masa, en la actualidad se ha convertido en uno de los relojes Rolex vintage más difíciles de encontrar y, por ende, más codiciados por los coleccionistas. Descubre más sobre este enigmático reloj deportivo de los años 60 en nuestra guía definitiva del Rolex Space-Dweller.

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Rolex Space-Dweller Detalles clave

Período de producción: aproximadamente de 1963 a 1966.

– Caja: 36 milímetros (acero inox)

Bola: Negra con estilo Explorer (solo muestra la hora)

– Mecanismo: Calibre 1560/1570 (automático)

– Correa/Pulsera: Brazalete Oyster (acero inoxidable)

Cronología del Rolex Space-Dweller:

– En 1953, Rolex presenta el reloj Explorer como un tributo a la conquista del Everest.

– De 1958 a 1963: Proyecto Mercury – el primer programa estadounidense para enviar a hombres al espacio.

1963: Rolex presenta el reloj Space-Dweller (una versión rebautizada del Explorer ref. 1016) en el mercado japonés después de la visita de buena voluntad de la NASA.

Hacia mediados de los años 60, Rolex decide dejar de utilizar el nombre Space-Dweller para sus relojes.

La historia del Rolex Space-Dweller

La humanidad siempre ha sentido una admiración constante hacia los exploradores, individuos valientes que se aventuran en lo desconocido, abriendo el camino para que los seres humanos comunes les sigamos, domando la naturaleza salvaje y descubriendo nuevos horizontes. En épocas antiguas, estas valientes almas fueron exaltadas en mitos y leyendas, como visionarios que desafiaron los límites de la tierra en busca de fama, gloria, riquezas, o, en el caso del Everest, simplemente porque «estaba ahí».

Probablemente uno de los últimos auténticos héroes, aquellos que encarnan plenamente la esencia pura de la exploración, fueron los astronautas conocidos como los 7 del proyecto Mercury. La tripulación del proyecto Mercury de la NASA contaba con Alan Shepard (el primer estadounidense en el espacio y la primera persona en golpear una pelota de golf en la Luna) y John Glenn (el primer estadounidense en orbitar la Tierra). No solo eran los mejores de los mejores, sino que estaban a la vanguardia de una nueva aventura, llevándonos finalmente más allá de la última frontera.

A comienzos de los años 60, en plena Guerra Fría, las valientes gestas de este pequeño grupo de superhumanos fueron objeto de innumerables elogios y aplausos. La trepidante carrera espacial contra la Unión Soviética estaba en pleno apogeo y cada éxito de la tripulación del Mercury renovaba las esperanzas de que la balanza de poder se inclinara a favor de Estados Unidos. Tras la histórica misión de John Glenn, quien logró dar tres vueltas alrededor del planeta en menos de cinco horas, el equipo emprendió en 1963 una gira mundial en pos de la buena voluntad, en la que fueron aclamados como auténticos campeones en todo momento.

Durante su estancia en Japón, el público nipón recibió a estos astronautas con un entusiasmo tan grande que Rolex vio en esta situación una oportunidad excepcional. Después de todo, el famoso relojero suizo siempre había celebrado travesías legendarias, como la de Sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay cuando alcanzaron la cima del Everest. De hecho, el renombrado reloj Rolex Explorer, introducido en 1953, conmemoraba aquel hito histórico. Por tanto, sería comprensible que Rolex decidiera lanzar también un reloj en honor a los nuevos exploradores del espacio. Y así es como lo hizo, presentando el Rolex Space-Dweller en 1963.

En vez de saltar de lleno a la producción, Rolex optó por ser más cauteloso y sacó a la venta un modelo de prueba en cantidades muy limitadas. Además, en lugar de hacer un lanzamiento a nivel mundial, sorprendentemente se sugiere que Rolex solamente comercializó el Space-Dweller en Japón. Tal vez se consideró que, dado el entusiasmo del público japonés por los astronautas, tendrían la misma receptividad hacia un reloj Rolex con el nombre de los exploradores espaciales.

El reloj Space-Dweller

El Rolex Space-Dweller es en verdad un Explorer ref. 1016 equipado con una esfera peculiar. No obstante, la esfera no cuenta con el nombre «Explorer» en absoluto. Justo debajo del nombre de la marca y del texto obligatorio «Oyster Perpetual», donde suele ubicarse el rótulo «Explorer», se evidencia el nombre «Space-Dweller».

El resto del reloj, desde sus dimensiones de 36 mm hasta sus reconocibles números 3/6/9, es exactamente igual al Explorer 1016 convencional, uno de los modelos más refinados y (paradójicamente) más minimalistas que Rolex ha producido alguna vez. En el interior de la caja se aloja el calibre automático 1560/1570.

El Rolex Space-Dweller fue fabricado en cantidades limitadas y se comercializó únicamente en Japón como una prueba. Aunque los héroes de las misiones Mercury fueron aclamados como auténticas estrellas de rock en el país, el reloj diseñado para conmemorar sus logros no logró cautivar de manera definitiva al público japonés, lo que se vio reflejado en sus modestas ventas. Debido a que el Rolex Space-Dweller nunca despegó, la idea fue abandonada tan solo unos pocos años después de su lanzamiento.

Si el modelo hubiera captado la atención de la misma manera que la Mercury-manía, Rolex tenía previsto lanzar al mercado el Explorer renombrado. Sin embargo, el Space-Dweller se retiró antes incluso de comenzar, dejándonos con una de esas piezas que redefinen el término «raro». La falta de popularidad puede haber sido desafortunada para Rolex, pero para los coleccionistas vintage de hoy en día, esto implica que el Space-Dweller es un modelo extremadamente raro que merece la pena buscar.

Valor del Rolex Space-Dweller

Se estima que Rolex solo produjo unas cuantas docenas de relojes Explorer 1016 de la marca Space-Dweller durante los años 60. Por tanto, encontrar un Space-Dweller en la fauna es tan probable como convencer al mundo de que la luna está hecha de queso. Los coleccionistas más fervientes de Rolex pueden pasar toda su vida sin ver uno, y cuando aparece ocasionalmente en el mercado, su precio suele ser astronómico.

Dado que la cantidad de Rolex Space-Dweller en circulación es escasa, rara vez se ofrecen en subastas. A pesar de ello, se han registrado algunas venta destacadas de este elusivo modelo en las principales casas de subastas. En mayo de 2002, un Space-Dweller fue adquirido por apenas 13.617 dólares. Aunque actualmente esta suma pudiera parecer insignificante, superó considerablemente su estimación original de 6.400 dólares.

En abril de 2006, se puso a la venta otro Space-Dweller en una subasta, alcanzando un precio de 28.000 dólares. En 2008, otro ejemplar fue subastado en Nueva York por 48.000 dólares, superando su estimación inicial que oscilaba entre los 20.000 y 30.000 dólares. Sorprendentemente, en 2020 un Rolex Space Dweller (circa 1966) salió a subasta en Hong Kong y se vendió por más de 136.000 dólares, lo cual supone diez veces el valor que alcanzó en su venta en 2002.

Aquellas escasas personas que tienen la fortuna de ser propietarias de un Space-Dweller poseen una pieza verdaderamente excepcional y fascinante de la historia de Rolex: un reloj diseñado inicialmente para exaltar los logros más destacados de la Tierra, pero renovado para conmemorar nuestros primeros pasos cautelosos en los dominios inexplorados de la exploración espacial.

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